El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, viajará a México y Ecuador la próxima semana, dos visitas en las que busca avanzar en temas clave para la diplomacia del Gobierno de Donald Trump como la lucha contra el narcotráfico y la inmigración ilegal, la reducción del déficit comercial o contrarrestar la influencia de China en Latinoamérica.
Este viaje de Rubio se produce en un momento en el que Washington está reforzando su lucha contra grupos criminales con conexiones transnacionales, desde los carteles mexicanos a la banda transnacional Tren de Aragua o el Cartel de los Soles, ambos con origen en Venezuela, con quien la tensión está disparada ante el nutrido despliegue militar estadounidense en el Caribe para combatir el tráfico de drogas.
En México está previsto que Rubio converse sobre el nuevo acuerdo de seguridad bilateral que busca una mayor coordinación para combatir el flujo de narcóticos hacia EE.UU., especialmente fentanilo, y el de armas hacia México para cortar el suministro de los carteles.
En Ecuador, la visita de Rubio tendrá especial foco en ”contrarrestar a los actores malignos extracontinentales”, según explica un comunicado del Departamento de Estado publicado este jueves, en referencia a los compromisos adquiridos por Ecuador con China, en un momento en que el Gobierno de Daniel Noboa busca redibujar la deuda contraída con el gigante asiático.
Rubio aterriza el 2 de septiembre en la capital mexicana, donde está previsto que se reúna con la presidenta Claudia Sheinbaum.
Según un representante del Departamento de Estado, no se espera la firma de un documento relacionado con el acuerdo de seguridad exhaustivo, sino más bien la designación de una serie de “pasos adicionales para implementar en mayor profundidad el marco acordado en febrero”.
El marco mencionado se centraba en el respeto a la soberanía y la integridad territorial de cada país y mecanismos para fomentar la confianza y la cooperación bilateral.
En materia de inmigración, Washington está interesado en atajar los cruces fronterizos ilegales a EE.UU. de ciudadanos mexicanos, que ya suponen la mayoría de los que se producen en la actualidad, después de que las políticas del Gobierno Trump hayan desincentivado a migrantes de terceros países de tratar de llegar a territorio estadounidense.