Mexicanas con cáncer de mama y sin seguridad social denuncian un “calvario” para acceder al diagnóstico y el tratamiento, que muchas veces asciende a más de 7 mil dólares por pastilla, pese a la promesa de gratuidad y acceso universal del expresidente Andrés Manuel López Obrador (2018-20124), quien aseguró dejar una sanidad pública “mejor que Dinamarca”.
“Mucha gente desconoce y te dice, ‘ay, entraste al (Instituto Nacional de) Cancerología (InCan), qué padre (bien), ya no necesitas nada’. Y no es cierto, gastas en el traslado, gastas en el alimento, gastas en ir en sacar copias, en los medicamentos que ellos no tienen. Y es bien fuerte”, contó a EFE la paciente Mayra Gómez, en el marco del Día Mundial contra el Cáncer de Mama este 19 de octubre.
La mujer de 42 años recibió el diagnóstico de cáncer de mama en la etapa tres de cuatro en septiembre, tras haberse detectado una ‘bolita’ en el pecho, que en un mes ha crecido unas seis veces su tamaño original.
Hasta su diagnóstico, Mayra trabajaba en comercio digital pero no contaba con seguro médico, por lo que los costos de los tratamientos son “abrumadores”, y sabe que para combatir esta enfermedad, necesita con urgencia quimioterapia y cirugía.
Entre los tratamientos, enunció unas pastillas que cuestan 140,000 pesos que tiene que aplicarse cada tres semanas durante, al menos, 12 meses.
“Empiezo a hacer cuentas y resulta que no me va a alcanzar (el dinero). Un día antes de la quimioterapia, me dicen mis jefes que necesitan que me tome un descanso de cinco a siete meses. Obviamente, ahí no hay sueldo. Entonces eso fue lo que también determinó: ya no me puedo atender”, aseveró.
Aunado a ello, Gómez relató que buscó atenderse en la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam), donde hasta 2020 existían servicios gratuitos.
“En el Fucam, en los años pasados que yo había ido, había un tema gratuidad y había un tema de subsidio, entonces, de acuerdo a tu nivel socioeconómico era lo que tú pagabas, yo me quedé con esa idea, cuando sucede toda esta situación, yo hablo con las chicas y me dicen: ‘eso ya no existe’”, lamentó.
Ante ello, buscó como alternativa ingresar al (InCan), donde si bien recibe atención, debe pagar medicamentos, la cirugía, y consultas terapéuticas, además de sus gastos diarios para subsistir.
“Me decían los doctores: ‘es que tienes que estar súper tranquila, es que no te estreses’. ¿Cómo no estresarme si tengo un chorro de cosas que hacer y qué pagar y estoy yo solita? Tengo mi familia, pero realmente vivo yo sola, entonces está difícil”, explicó.
Mónica Rodríguez Giles vive en Saltillo, Coahuila, donde es madre y médica general, y le diagnosticaron cáncer de mama con metástasis en pulmones en abril de 2021.
La especialista contó a EFE que recibir el diagnóstico fue desafiante, sobre todo porque sabe que el sistema de salud mexicano no es tan eficiente para que una mujer llegue pronto al tratamiento.
“A lo mejor el diagnóstico como tal no es tan tardado, pero para iniciar el tratamiento en una clínica del Seguro Social tienes que hacerte muchos estudios, aparte de la disponibilidad porque no hay citas y se pierde tiempo valiosísimo”, explicó.
Aseveró que esto se convierte en “un calvario” porque en su caso, no hay disponibilidad del medicamento que le están administrando.
“No hay forma de acceder a él, y conseguirlo por mis medios es muy complicado”, lamentó.
Señaló que, por ello, muchas mujeres pierden la vida, no solo por la falta de recursos sino porque se desgastan en todos los aspectos cuando, según lo que prometió el anterior presidente, debería haber acceso universal y gratuito al diagnóstico y tratamiento en este tipo de enfermedades “catastróficas”.
“Muchas mujeres quedaron en el camino debido a la falta de medicamentos. A lo mejor el cambio que se está tratando de hacer en el sector salud no sé si en algún momento va a llegar a ser favorable y vayamos a estar como Dinamarca, pero este sexenio (de López Obrador) no lo fue”, lamentó.
Tanto Gómez como Rodríguez, quienes tienen campañas en la plataforma GofundMe para recaudar fondos para salvar su vida, exhortan a las mujeres a tocarse y conocerse para prevenir y detectar a tiempo esta enfermedad, que anualmente cobra la vida de 100.000 mujeres en Latinoamérica.